Muy atinado y consecuente la respuesta brindada en este articulo al secretario de la OEA, en un contexto en el cual, la mencionada organización y la disidencia cubana (los pagados por el imperio) pretenden desatar una confrontación en Cuba ante la visita del Secretario de la OEA, Luis Almagro, otro títere del gobierno de los EE.UU. Pero sepan estos lacayos que su jueguito no va ha dar el fruto esperado, porque usted, Secretario de la OEA, visitará a Cuba no en calidad oficial ni representando a los Estados de América que conforman una organización llamada OEA, de lo contrario estaría atentando contra los Derechos soberanos y constitucionales de una nación libre he independiente como la República de Cuba, y que la organización que representa expulsó a ese hermano país. Usted se reunirá con un grupo de disidentes en Cuba los cuales son pagados y vividores de los impuestos del pueblo de los Estados Unidos y que el gobierno de ese país lo emplea para realizar guerras mediáticas contra el pueblo y el gobierno cubano.
El Secretario General de la OEA visitará Cuba de manera extraoficial para recibir un premio de la disidencia cubana, lo que constituye una provocación innecesaria y torpe al proceso cubano.
Alejo Briñole/Cambio
Dentro de unos días, el uruguayo Luis Almagro visitará Cuba, pero lo hará sin una comitiva oficial de la OEA que él preside. Irá de manera personal, pero aun así su presencia es una maniobra indeseada y totalmente inoportuna, si es que Almagro, como diplomático, tiene algún sentido de la oportunidad.
El problema entre la OEA y Cuba (que fue expulsada del organismo en 1962 debido a las presiones de Washington y a la guerra diplomática que Kennedy heredó de su antecesor Dwight Eisenhower) no reside en que Cuba sea un Estado socialista y que la Organización de Estados Americanos esté —desde su fundación en 1948— tutelada por Estados Unidos. El verdadero problema entre la OEA y Cuba debe mirarse desde una perspectiva diferente, que no es económica, o tal vez ni siquiera política. La naturaleza de las relaciones entre la Nación Revolucionaria caribeña y la organización que aglutina a los Estados americanos es filosófica. Y tanto más filosófica, cuanto más avanza la historia y nos adentramos en este siglo XXI, con Fidel ya muerto y con Estados Unidos pregonando los beneficios de la tortura, sin pudores humanistas. Un problema filosófico que ahonda la brecha entre países enriquecidos de manera obscena, contra una periferia mundial cada vez más subdesarrollada y dependiente: a excepción de Cuba. Seguir leyendo La incoherencia, herramienta diplomática →