En Nicaragua solo los ingenuos consideran posible una revuelta de enormes proporciones por la inconformidad con un decreto firmado por el presidente Daniel Ortega, con un saldo de 63 fallecidos, 15 desaparecidos y cientos de heridos, mientras la oposición se niega a poner fin a la violencia.
El pasado 18 de abril comenzaron en varias ciudades nicaragüenses manifestaciones pacíficas de protesta por la reforma planteada por Ortega a la Seguridad Social, la cual, ante los acontecimientos, fue revocada de inmediato. Sin embargo, como siguiendo una pauta marcada, en las calles continuaron focos vandálicos, no de ciudadanos inconformes, que atentaron contra instituciones estatales y privadas, robando e incendiando. Se estima que las pérdidas económicas hasta la fecha ascienden a 258 900 millones de dólares
La situación de una supuesta rebeldía popular es poco entendible en Nicaragua, que en noviembre de 2016 reeligió al comandante del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) como presidente con el 72,1 % de los votos válidos, en una dupla con su esposa Rosario Murillo como vice. Seguir leyendo #Nicaragua: En la mira de la derecha internacional.