Entre el mercado mayorista y el precio de las alternativas

Por Yudy Castro Morales

22 Oct 2014 – 7:17pm

Chapistero Cuba(Foto: Ladyrene Pérez/Cubadebate)

Si algo ha movido la opinión en torno al desarrollo de las formas no estatales de gestión ha sido la ausencia de un mercado mayorista para abastecerlas. Más allá de alternativas emergentes o de sopesadas proyecciones, ello clasifica hoy como nota discordante, en medio del entramado económico que teje el país.

Es cierto que ante la falta de espacios de esta índole –imprescindibles para garantizar el avance coherente de quienes deciden aventurarse en negocios por cuenta propia– se han diseñado estrategias a corto plazo en aras de compensar un poco las carencias. Aunque algunas medidas como las últimas regulaciones de la Aduana, por ejemplo, parezcan contradecirlo.

Entre las opciones con carácter de válvula de escape figura la comercialización, a través de determinadas tiendas recaudadoras de divisas, de algunos insumos empleados por chapisteros, fundidores, herreros, oxicortadores, elaboradores vendedores de artículos de mármol, de aluminio o de fundición no ferrosa y pulidores de pisos, actividades que hasta hace apenas un año no contaban con un mercado lícito para adquirir materias primas y equipos.

Pero lo que debió ser una salida emergente en aras de continuar desarrollando la gestión no estatal y buscar un clima de legalidad en ese ejercicio semeja hoy, al menos en lo relacionado con el expendio de gases industriales (oxígeno y acetileno), algo muy parecido a un tiro por la culata.

Y el argumento para tal aseveración no se hace esperar. Pese al tiempo transcurrido desde la aprobación de las ventas en determinados establecimientos de las cadenas TRD Caribe y CIMEX, son muy pocas las compras reportadas en el país: apenas unos 34 cilindros de oxígeno y 25 de acetileno. Y en La Habana, por ejemplo, no se contabilizan expendios, aunque las actividades por cuenta propia continúan sin contratiempos evidentes.

Según el criterio de varios trabajadores por cuenta propia entrevistados –chapisteros en su mayoría pues son estos quienes más demandan el uso de los gases–, el elevado precio de los botellones, equivalente a 486.50 CUC, es la causa principal de las exiguas ventas, atendiendo además a que esos no son los únicos insumos que requieren para laborar.

Sin embargo, Paula Lobón Fernández, directora general de la Empresa de Gases Industriales (EGI), entidad encargada del suministro, no comparte la misma idea. “El precio de esa inversión contempla la vida útil de los cilindros, la cual es de 20 años. Además, hablamos de recursos que a nivel mundial son caros, pues solo el precio de importación de los balones puede llegar hasta 150 dólares en mercados europeos”.

De cualquier forma, algo en la estrategia de comercialización no ha logrado fraguarse con acierto, al menos hasta el momento, pues no es secreto que las labores en cuestión se extienden por toda la Isla, más allá de aprobaciones y ventas registradas, entre subterfugios e ilegalidades.

Viaje a la semilla

Cuando en octubre de 2010 comenzaron a otorgarse nuevas licencias para el ejercicio del trabajo por cuenta propia, la autorización de nueve actividades amparadas en esa forma de gestión quedó suspendida, pues en aquel momento no se contaba con un mercado lícito para adquirir los insumos necesitados.

Hace aproximadamente un año tal restricción fue invalidada para ocho de esas modalidades de empleo, entre las cuales aparecen las figuras antes mencionadas: chapistero, fundidor, herrero, oxicortador, elaborador vendedor de artículos de mármol, de aluminio o de fundición no ferrosa, y pulidor de pisos.

Se informó tras la publicación de dichas normativas en septiembre de 2013, que se destinó un monto de recursos en el plan de la economía para garantizar los aseguramientos de tales actividades. Además se fueron creando las condiciones para su venta en la red de tiendas, así como en otros puntos específicos según las características del producto a ofertar.

En ese sentido se previó la comercialización, entre otros surtidos, de botellones de oxígeno y acetileno, empleados fundamentalmente por los chapisteros. Evidentemente, a juzgar por los 1497 cuentapropistas inscritos en todo el país, (son más los que operan sin autorización) cuyas labores demandan el uso de los gases, el expendio resulta irrisorio.

Pero cuál es hoy el trasfondo de tales distorsiones, según los implicados en esta historia.

Jorge Remedio ha dedicado 20 años de su vida a la chapistería. “En cuanto comenzaron a otorgarse las licencias saqué la mía y tomé con agrado la posibilidad de comprar directamente en las tiendas las materias primas, sobre todo la pareja de botellones de oxígeno y acetileno que es lo más complejo; pero los precios tan altos me han desalentado”, reconoce.

Para realizar una chapistería general a un almendrón, de los tantos que andan por la ciudad –ejemplifica– se necesitan alrededor de ocho parejas de cilindros.  “De comprar un par al precio actual (486.50 CUC), unido al costo del relleno y de los demás insumos, ¿cuánto tendría que cobrarle al cliente para que mi trabajo resultara rentable?”.

Pareciera entonces que costear los gastos es casi imposible. Sin embargo, en opinión de los expertos, dichos niveles de consumo no se corresponden con las cifras estándares. Paula Lobón explica que durante un recorrido por los talleres de chapistería en junio hallaron contratos cuyos montos podrían sufragar, con comodidad, el valor de las materias primas.

Ajustados quizás a la filosofía de Jorge, muchos cuentapropistas, como Yuniel Díaz, por ejemplo, han encontrado el modo de “viabilizar su gestión”. Este joven ha decidido efectuar contratos “solo” con las empresas estatales, pues ellas se encargan de los aseguramientos. Tal proceder, que mantiene con vida el negocio de casi todos los que se dedican a esa actividad (con permiso o sin él) forma parte del entramado de distorsiones que envuelve hoy al fenómeno del abastecimiento.

Según los resultados de la encuesta que aplicara la Empresa de Gases Industriales a los cuentapropistas visitados en junio, son las entidades del Estado las principales suministradoras de las materias primas. De la pesquisa también trascendió que solo en el 50% de los casos mediaba un contrato, pero ninguno hacía referencia a las normas de consumo, ni a una ficha del servicio que estableciera el costo de los insumos concedidos por la empresa. Por consiguiente, resultaba muy imprecisa la correspondencia entre los suministros y la labor a efectuar.

No es de extrañar entonces que los chapisteros aprovechen las “bondades” de las empresas para apertrecharse de recursos y hacer varios trabajitos extra. Tal como lo confirmaron los cuentapropistas entrevistados.

En ese sentido, no es ocioso recordar que el costo de los botellones de gases a las entidades del Estado es casi risible comparado con los precios minoristas. Por ello, quizás, los empresarios/directivos le ponen tan poco asunto al uso/abuso de dichos insumos.

Luces en el túnel

Tomando como referencia estos comportamientos y el impacto negativo de las ventas de oxígeno y acetileno por parte de las tiendas recaudadoras de divisas, los funcionarios de la Empresa de Gases Industriales, de conjunto con el Ministerio de Finanzas y Precios y la Comisión Permanente de Implementación y Desarrollo, evalúan una propuesta de arrendamiento de cilindros a los cuentapropistas, donde los precios deben resultar más atrayentes.

Como garantía a esa demanda y a los incrementos que pudieran producirse, Paula Lobón reiteró que el plan de su empresa contempló el desarrollo de la gestión no estatal, por lo que no debe existir ningún problema en cuanto a disponibilidad de los gases.

Sobre la comercialización de oxígeno y acetileno habrá entonces que hacer ajustes, sin que ello suponga restricciones absurdas para unos, contratiempos para otros, o simplemente un espacio donde aplicar una vez más nuestra desafortunada manía de botar el sofá.

– See more at: http://www.cubacontemporanea.com/noticias/11544-entre-el-mercado-mayorista-y-el-precio-de-las-alternativas#sthash.FZ2eeZYO.dpuf

Deja un comentario