presidente encargadoy disponer, de esa manera, de un bando beligerante al cual respaldar con diplomacia, armas y dinero y, acaso, involucrar a la vecina Colombia como algo más que retaguardia de esa aventura injerencista. Es claro que Donald Trump no está dispuesto a pagar en Venezuela la factura en bajas estadunidenses que pagó George W. Bush en Afganistán e Irak con la intervención directa de efectivos enviados por el Pentágono.
Hasta ahora, el intervencionismo de Estados Unidos ha tenido como principal consecuencia la agudización y prolongación de la crisis política que atraviesa la sociedad venezolana, pero no en una guerra interna abierta, como lo desearían los halcones de la Casa Blanca. Y ante su más reciente fracaso, el plan alternativo ha consistido, por delirante que resulte, en tratar de involucrar a Rusia en el conflicto. Seguir leyendo Venezuela ¿Conflicto bipolar por Venezuela?